Getting your Trinity Audio player ready...
|
Louis-Joseph Janvier, extracto de Haïti aux Haïtiens (1884), p. 16-18
NUESTROS BUENOS AMIGOS
Viven entre nosotros, numerosos, pequeños, serviles y planos. Nos alaban mil veces, nos acarician mil veces. Cuando los necesitamos, se nos escapan de las manos, luego nos calumnian, nos ridiculizan o nos vilipendian lo mejor que pueden.
Todos aspiran a dominarnos. Los contratos que nos presentan contienen mil trampas y lazos en los que nos dejamos atrapar.
Cada contrato, al ser de interés general, debe ser discutido por la prensa, conocido por todos. La consigna debe ser: Nada a los extranjeros, salvo con previo aviso. Es mejor estar informado, elegir, para evitar arrepentirse.
No tenemos derecho a atar a las generaciones futuras para el placer de unas pocas almas buenas, poco lúcidas, demasiado crédulas o con demasiadas ganas de disfrutar.
En cuestiones que más adelante puedan motivar intervenciones extranjeras como las que mataron a Polonia y las que actualmente están matando a Egipto, los haitianos tienen el deber de ser serios.
Cuando vengan, nuestros buenos amigos, con palabras melosas en los labios, les diremos amablemente, pero con firmeza: Queremos estudiar los contratos para poder discutirlos mejor. Con el futuro de un país no se juega. Danos tiempo. Nos parece peligroso encomendarnos siempre a antiguos arruinados o caballeros de la industria. Queremos llegar al fondo de las cosas.
Darán tiempo al Parlamento para reflexionar, y al país para consultar a sus hijos que, viviendo lejos de él, por él o para él y pensando sólo en él, no saben nada de lo que se dice de él y lo que se conspira contra su existencia.
Y éstos le gritarán: Cuidado con los tiburones. Confiad sólo en vosotros mismos. La tierra haitiana debe ser libre. Que se pueble. Que la nación espere y crezca lentamente, como esperaron y crecieron lentamente las que hoy son grandes naciones.
Nuestros buenos amigos gritarán, insultarán y se irán a otra parte. Les dejaremos hacerlo. Lo que importa por encima de todo es que los haitianos sean los únicos amos de un Haití autónomo e independiente.
Todo lo que es contrario a esta doctrina no es más que peligro o quimera.
29 de mayo de 1884
Traducido del francés por Jean Jonassaint
Bonne lecture !
Si vous avez des commentaires ou suggestions, n’hésitez pas à nous écrire. Par avance, un grand merci.